La calidad de aire, dentro del centro laboral, afecta la capacidad de concentración y el tiempo de rendimiento
¿Te sientes aletargado en el trabajo? La mala ventilación y la contaminación podrían tener algo que ver.
Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard descubrió que la calidad del aire dentro de una oficina puede tener un impacto significativo en la función cognitiva de los empleados, incluyendo el tiempo de respuesta y la capacidad de concentración. Una ventilación deficiente podría inflamar el sistema nervioso central y desencadenar enfermedades neurodegenerativas a largo plazo.
“Tenemos una gran cantidad de investigaciones sobre la exposición a la contaminación exterior, pero pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores”, expuso Jose Guillermo Cedeño Laurent, investigador y autor principal del artículo publicado hoy -9 de septiembre- en “Environmental Research Letters”.
Los escasos estudios sobre ambientes interiores se centran en medidas como el confort térmico y la satisfacción, más que en los resultados cognitivos, añadió.
Cedeño Laurent y sus colegas diseñaron un estudio que siguió a 302 oficinistas de seis países (China, India, México, Tailandia, Estados Unidos y Reino Unido) durante un año.
Terminó en marzo de 2020, cuando la pandemia de Covid-19 provocó un cierre mundial.
Todos los participantes tenían entre 18 y 65 años, trabajaban al menos tres días en un edificio de oficinas y tenían un puesto de trabajo permanente dentro de ella.
Sus espacios de trabajo estaban equipados con un sensor ambiental, que controlaba en tiempo real las concentraciones de partículas finas de 2.5 micrómetros y menores (PM2.5) así como el dióxido de carbono (CO₂), la temperatura y la humedad relativa.
Los participantes recibieron una aplicación diseñada a medida en sus teléfonos para realizar las pruebas cognitivas.
Se les pedía que hicieran las pruebas a horas programadas o cuando los sensores detectaban niveles de PM2.5 y CO2 inferiores o superiores a determinados umbrales.
Las concentraciones de CO2 sirven como indicador de los niveles de ventilación. En el exterior, las concentraciones se sitúan en torno a las 400 ppm (partes por millón), mientras que las mil ppm se citan como límite máximo para el interior.
Se realizaron dos pruebas: la primera requería que los empleados identificaran correctamente el color de palabras que deletreaban otro color.
Esto evaluó la velocidad cognitiva y la capacidad de concentrarse en los estímulos relevantes cuando se presentan estímulos irrelevantes. La segunda prueba consistió en sumas y restas básicas con números de dos dígitos, para evaluar la velocidad cognitiva y la memoria de trabajo.
Esto evaluó la velocidad cognitiva y la capacidad de concentrarse en estímulos relevantes cuando se presentan estímulos irrelevantes.
La segunda prueba consistió en sumas y restas básicas con números de dos dígitos, para evaluar la velocidad cognitiva y la memoria de trabajo.
Los resultados mostraron que un aumento de 10 microgramos por metro cúbico de PM2.5 provocaba una reducción de aproximadamente 1% en los tiempos de respuesta a ambas pruebas, y más de 1% en la precisión.
Para tener un marco de referencia, los niveles de PM2.5 en el exterior de la capital estadounidense, Washington, eran de 13.9 microgramos por metro cúbico, según el sitio de seguimiento IQAir, mientras que en Nueva Delhi eran de 42 microgramos por metro cúbico.
En cuanto al C02, un aumento de 500 ppm, que no es un nivel de variación inusual, provocó un descenso de más del 1% en los tiempos de respuesta y de más del 2% en la precisión en ambas pruebas.
La investigación se produce en momentos en el que el Congreso estadounidense está a punto de aprobar un paquete de infraestructuras, y Cedeño Laurent sostiene que ahora es el momento de planificar edificios energéticamente eficientes y de alto rendimiento que proporcionen la cantidad adecuada de ventilación y filtración de aire.
Mientras que estudios anteriores han demostrado que la exposición prolongada a las PM2.5 inflama el sistema nervioso central y atraviesa la barrera hematoencefálica para causar enfermedades neurodegenerativas a largo plazo, este es el primero que muestra los efectos a corto plazo, explicó.
Para los empleados que vuelven a trabajar en la oficina, hay algunas soluciones. Abrir una ventana es una de ellas, dijo Cedeño Laurent.
Si la calidad del aire exterior no es buena, mejorar los sistemas de filtración del edificio o añadir limpiadores de aire portátiles de alta calidad son buenas ideas.
Fuente: El Universal