Debido a la contingencia que se vive por Covid-19, la feria de Tlaltenango solo se instalará del 3 al 10 de septiembre, además de que se reducirá la cantidad de establecimientos que ha solicitado la ayudantía del poblado de Tlaltenango, así lo informó el secretario del Ayuntamiento de Cuernavaca, Carlos de la Rosa Segura.
A casi una semana de que inicie esta festividad, el funcionario municipal refirió que la decisión atiende a las medidas que aún se tienen derivado de la contingencia por Covid-19.
De inicio se había considerado la instalación de aproximadamente mil 500 comercios pero se reducirán a 800, los cuales estarán instalados en los casi tres kilómetros que abarca la feria, con el propósito de evitar la mayor congregación de personas.
De la Rosa Segura mencionó que en un principio se había considerado una recaudación de casi tres millones de pesos; sin embargo, y debido al descuento del 70 por ciento que se concederá en los permisos para los puestos, solo estarían entrando a las arcas municipales 500 mil pesos.
El secretario del Ayuntamiento explicó que este descuento se debe a la reducción de los días, pues señaló que «la dimensión de la feria implica a los comerciantes que no venden lo suficiente y no pueden cubrir el costo del espacio, o en muchas ocasiones solo se retiran y no cubren con su espacio».
Asimismo, dijo que para la celebración patronal del 2023 se podría considerar la renta de un terreno a un particular, pero debido a que el terreno es irregular se tendría que empezar con la preparación desde muchos meses antes para que quede listo para la próxima edición de la feria.
“Buscamos conciliar los intereses de ambas partes y preservar los usos y costumbres en Cuernavaca”, concluyó.
Por su parte, el vicario general de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral, señaló que este festejo es de suma importancia pues se cumplen más de 300 años desde que la Señora de los Milagros llegó a Tlaltenango, por lo que hizo un llamado a los feligreses y pobladores de la zona para que la fiesta religiosa no se vuelva un conflicto entre los habitantes, pues reconoció que “se torna difícil una feria en una vértebra muy importante de tránsito, es muy importante que no ahorita sino que pasando la fiesta que sean los interesados que puedan dialogar con las autoridades y el párroco para que las cosas puedan suceder de una mejor manera”.